La rosa,
la inmarcesible rosa
que no canto,
la que es peso y fragancia,
la del negro jardín en
la alta noche,
la de cualquier
jardín y cualquier tarde,
la rosa que resurge de la tenue
ceniza por el arte de la alquimia,
la rosa de los persas y de Ariosto,
la que siempre está sola,
la que siempre es la rosa
de las rosas,
la joven flor platónica,
la ardiente y ciega rosa
que no canto,
la rosa inalcanzable.
J.L. Borges, Fervore di Buenos Aires
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